238 -¡Oh amigo, oh Menelao, alumno de Zeus! Ya no espero que
salgamos con vida de esta batalla. Ni temo tanto por el cadáver de Patroclo,
que pronto saciará en Troya a los perros y aves de rapiña, cuanto por tu cabeza
y por la mía; pues el nublado de la guerra, Héctor, todo te cubre, y a nosotros
nos espera una muerte cruel. Ea, llama a los más va- lientes dánaos, por si
alguno te oye. – La Ilíada, Homero
La
muerte para los griegos era un capitulo importante, puesto que era el tiempo de
preparar el cuerpo para el camino que lo esperaba después.
El
caído en combate, el guerrero, el hombre que moría por su patria, vivía en la
memoria de sus conciudadanos y de todos los griegos por su valor. Se les
recordaba con sepulturas bien señalizadas.
La
grandeza y la dignidad de la muerte en combate se veían reflejadas en los ritos
funerarios y en las formas de enterramiento que diferían de las de los
ciudadanos de a pie. El rito variaba en pequeños detalles. Por ejemplo:
- la Prothesis (lavar
el cuerpo) duraba 3 días
- la Ekphora (traslado
al cementerio) se hacia en carretas en vez de en andas
- y cualquier mujer podía participar en
el acto, no solo las de la familia.
Según
cuenta Homero, los muertos se incineraban y se enterraban allá donde morían.
Sin embargo los griegos posteriores los enterraban en fosas comunes en el campo
de batalla en el que habían perecido. Aunque, de esta norma general, diferían
los atenienses que, arraigados a una antigua costumbre, enterraban a todos sus
caídos en Atenas con la celebración de una ceremonia pública. Un ejemplo claro
de estos ritos públicos los cuenta Tucídides en su obra Historia de la Guerra del Peloponeso.
En
Atenas, se les enterraba en el Cerámico, la mejor zona de la ciudad, conocido
desde el s. IV a.C. como Demosion Sema,
tratándose, como ya hemos dicho, de un funeral de carácter cívico en vez de no
familiar. En caso de que el guerrero cayera en combate se le incineraba y los
restos eran devueltos a Atenas. Si ni siquiera esto fuera posible (no se encontrara el cuerpo)
se erigía un Cenotafio (construcción funeraria conmemorativa) en honor de aquellos no
habían podido regresar a casa.
Tras
el expolio se celebraban juegos funerarios anuales en honor a los caídos y cada
año se escribían en estelas los nombres de los guerreros que habían muerto. La
estela mas antigua de estas características data de el año 465 a.C.
BIBLIOGRAFÍA
QUESADA
SANZ, F. (1991): Muerte y ritual
funerario en la antigua Grecia: una introducción a los aspectos arqueológicos. Universidad
Autónoma de Madrid, pp 47-55, 84-86
HOMERO:
La Ilíada
TUCÍDIDES
(1986): Historia de la Guerra del
Peloponeso, Ediciones Orbis, S.A., Barcelona. Traducción: Diego Gracián.
M.
BORRÁS,G., FATÁS, G.(2012): Diccionario
de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y numismática, Alianza
editoria, Madrid.
Imagen: http://vacioesformaformaesvacio.blogspot.com.es/2012/10/ceramica-griega.html
AUTORA: IRANTZU BILBAO GARCÍA
El tema de los caídos en combate resulta muy interesante, pero al leer la entrada me ha surgido una duda. Teniendo en cuenta que en los templos y santuarios se han encontrado armas con carácter votivo, y que muchas de ellas podrían representar botines de guerra, ¿qué actitud tenían los griegos frente a sus enemigos?, ¿mostraban un respeto por los caídos en combate de sus adversarios?, ¿robaban a sus muertos y dejaban sus cadáveres ahí? o ¿tenían una actitud más benévola y les daban sepultura? Muchas gracias de antemano.
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