martes, 27 de octubre de 2015

CAÍDOS EN COMBATE


 
238 -¡Oh amigo, oh Menelao, alumno de Zeus! Ya no espero que salgamos con vida de esta batalla. Ni temo tanto por el cadáver de Patroclo, que pronto saciará en Troya a los perros y aves de rapiña, cuanto por tu cabeza y por la mía; pues el nublado de la guerra, Héctor, todo te cubre, y a nosotros nos espera una muerte cruel. Ea, llama a los más va- lientes dánaos, por si alguno te oye. – La Ilíada, Homero

La muerte para los griegos era un capitulo importante, puesto que era el tiempo de preparar el cuerpo para el camino que lo esperaba después.

El caído en combate, el guerrero, el hombre que moría por su patria, vivía en la memoria de sus conciudadanos y de todos los griegos por su valor. Se les recordaba con sepulturas bien señalizadas.

c. 530 aC.- terracota -  56,5 x 34 x 25,5 cm. - Attica, Grecia - artista griego

La grandeza y la dignidad de la muerte en combate se veían reflejadas en los ritos funerarios y en las formas de enterramiento que diferían de las de los ciudadanos de a pie. El rito variaba en pequeños detalles. Por ejemplo:
            - la Prothesis (lavar el cuerpo) duraba 3 días
            - la Ekphora (traslado al cementerio) se hacia en carretas en vez de en andas
            - y cualquier mujer podía participar en el acto, no solo las de la familia.

Según cuenta Homero, los muertos se incineraban y se enterraban allá donde morían. Sin embargo los griegos posteriores los enterraban en fosas comunes en el campo de batalla en el que habían perecido. Aunque, de esta norma general, diferían los atenienses que, arraigados a una antigua costumbre, enterraban a todos sus caídos en Atenas con la celebración de una ceremonia pública. Un ejemplo claro de estos ritos públicos los cuenta Tucídides en su obra Historia de la Guerra del Peloponeso.

En Atenas, se les enterraba en el Cerámico, la mejor zona de la ciudad, conocido desde el s. IV a.C. como Demosion Sema, tratándose, como ya hemos dicho, de un funeral de carácter cívico en vez de no familiar. En caso de que el guerrero cayera en combate se le incineraba y los restos eran devueltos a Atenas. Si ni siquiera esto fuera posible (no se encontrara el cuerpo) se erigía un Cenotafio (construcción funeraria conmemorativa) en honor de aquellos no habían podido regresar a casa.

Tras el expolio se celebraban juegos funerarios anuales en honor a los caídos y cada año se escribían en estelas los nombres de los guerreros que habían muerto. La estela mas antigua de estas características data de el año 465 a.C.



BIBLIOGRAFÍA

QUESADA SANZ, F. (1991): Muerte y ritual funerario en la antigua Grecia: una introducción a los aspectos arqueológicos. Universidad Autónoma de Madrid, pp 47-55, 84-86

HOMERO: La Ilíada

TUCÍDIDES (1986): Historia de la Guerra del Peloponeso, Ediciones Orbis, S.A., Barcelona. Traducción: Diego Gracián.

M. BORRÁS,G., FATÁS, G.(2012): Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y numismática, Alianza editoria, Madrid.

Imagen: http://vacioesformaformaesvacio.blogspot.com.es/2012/10/ceramica-griega.html



AUTORA: IRANTZU BILBAO GARCÍA

1 comentario:

  1. El tema de los caídos en combate resulta muy interesante, pero al leer la entrada me ha surgido una duda. Teniendo en cuenta que en los templos y santuarios se han encontrado armas con carácter votivo, y que muchas de ellas podrían representar botines de guerra, ¿qué actitud tenían los griegos frente a sus enemigos?, ¿mostraban un respeto por los caídos en combate de sus adversarios?, ¿robaban a sus muertos y dejaban sus cadáveres ahí? o ¿tenían una actitud más benévola y les daban sepultura? Muchas gracias de antemano.

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