viernes, 11 de diciembre de 2015

Ajuar Helenístico


En entradas anteriores hemos hablado sobre ajuares tanto arcaicos como clásicos. En esta hablaremos de los de época helenística. Para ello expondremos qué  constituía un ajuar de esta época e intentaremos explicar, lo mas ampliamente posible, en qué se diferenciaban de los de otras épocas.

Iremos mencionando poco a poco los cambios que se dieron de una época a otra para entender cual ha sido el proceso de evolución en los enterramientos griegos.

En la Época Oscura la innovación mas importante fue la de la adopción de tumbas individuales, con el abandono total de las tumbas colectivas que se daban en el periodo micénico.

En el periodo Protogeométrico (1050-900 a.C.) se observa el predominio de la cremación, excepto en el caso de los niños. Al final de este periodo comienzan a darse las señalizaciones de tumbas con estelas. Los ajuares no son ostentosos, pero empiezan a hacer diferenciaciones entre tumbas de mujeres y hombres. En las de los hombres, por ejemplo, se colocan armas (como puntas de lanza), y en las de las mujeres aparecen ajugas, fíbulas o anillos.

En el periodo Geométrico  (900-700 a.C.) se acentúa el distanciamiento entre la necrópolis y el centro urbano. La cremación sigue siendo el método predominante de enterramiento, pero a finales de esta era se cambiara por la inhumación. Los objetos de señalización de tumbas se vuelven mas complejos. Las estelas ya conocidas las hacen de mayor tamaño, y también son utilizadas para esta cuestión los vasos cerámicos de grandes dimensiones. Respecto  a los ajuares, podemos decir que en el caso de utilización de joyas en tumbas femeninas, estas se hacen de una mayor calidad (aunque no siempre son frecuentes). Destacan unas láminas de oro decoradas con motivos orientalizantes de animales, o con figuras geométricas. Hay algunas tumbas de esta época que destacan por su ajuar. Como es el caso de un enterramiento femenino en el que hallaron una representación en miniatura de un conjunto de graneros en terracota.

Modelo de granero realizado en terracota, procedente de una tumba del Ágora. 
Museo del Ágora de Atenas

En esta época también empiezan a darse las construcciones de túmulos de planta redonda sobre las tumbas. Estos vana  ir aumentando su tamaño hasta convertirse en un autentico problemas debido al espacio que ocupan, por lo que en el siglo VI a.C., se comenzaran a sustituir por tumbas rectangulares con paredes verticales agrupadas en “calles”, para un mayor ahorro y aprovechamiento del espacio.

En Época Arcaica, se monumentaliza el objeto señalador de las tumbas. A su vez, podemos ver como aumenta la riqueza de los ajuares. Suelen consistir en:
  • Una copa
  • Un vaso para verter
  • Ungüentario (en ocasiones)

Las joyas y las armas desaparecen prácticamente, y añaden un lugar junto a la tumba donde los familiares puedan depositar las ofrendas a su familiar caído.

En Época clásica, los ajuares adquieren sobriedad. En las tumbas de cremación los vasos cerámicos son mas numerosos, mientras que en las de inhumación prevalecen los vasos de oro y objetos de alabastro.

Le siguió la Época Helenística, donde comienzan a usarse los lécitos de fondo blanco. Estos, son vasos que contenían los aceites perfumados de uso fúnebre. La decoración de estos es una gran fuente iconográfica para el conocimiento de las imágenes ilustradas del sentimiento griego ante la muerte.

Lécito de fondo blanco con escena de gineceo
Arcilla cocida y pintada
Ática (Grecia)
Pintor de Aquiles, 440 a.C.
MAN (Museo Arqueológico Nacional, MADRID)

No se dan demasiados cambios respecto a época clásica. Puede que la mayor diferencia sea la riqueza de los objetos, o la monumentalizarían, en algunos casos, de tumbas o mausoleos. Pero los griegos siguen con su tradición tal y como han hecho hasta ahora. Aunque si parece ser que, a partir de época helenística,  incluyeron objetos realizados ex profeso que acompañaran a sus difuntos. Podía tratarse de copias en miniatura de vasos cerámicos; copias en piedra o arcilla de alimentos o animales que acompañaran, o sustituyeran, a los animales quemados como ofrenda; barbilleras (sujetaban la mandíbula del difunto durante el tiempo de exposición);…


Uno de los mejores ejemplo sobre ajuares de esta época es la tumba de Filipo II, expuesta en una entrada anterior en este mismo blog: Túmulo de Vergina: la Tumba de Filipo II. 



BIBLIOGRAFÍA

ZARZALEJOS PRIETO, M.; GUILAR ELEGRÍN, C.; SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P.: Historia de la cultura material del mundo clásico. Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED. 2015



Dra. Ana Mª Vázquez Hoys: Filipo de Macedonia




AUTORA:

IRANTZU BILBAO GARCÍA


1 comentario:

  1. Antes que todo me congratulo por la claridad y la originalidad de vuestras intervenciones. Os dejo una aportación relativa a la lectura del texto "Archeologia Greca" de Enzo Lippolis y Giorgio Rocco que según mi opinión podría ulteriormente dejar claros ámbitos fundamentales como lo de las ofrendas.
    El intercambio de dones resultó un principio clave en la religión griega por el tema de las relaciones entre hombres y divinidades. Tal intercambio se desarrolla según la lógica de la reciprocidad, por la cual quien dona crea en el destinatario algo muy parecido a un vínculo que lo lleva a debitarse de alguna manera. El mundo homérico, en el cual la legitimación del propio status resulta ser un medio fundamental para conseguir y afirmar el equilibrio y el control social, se funda justo en este principio.
    Todavía, en la realidad histórica de Edad Geométrica, el intercambio de dones pasa desde la esfera laica a aquella religiosa, determinando una extraordinaria acumulación de objetos de metal, especialmente de bronce, en los santuarios que ya iban estructurándose a partir de esta fase, como lo de Olimpia, de Delphi, de Perachora, Samos y Delos para citar algunos.
    Al mismo tiempo, se asiste a una diminución en la concentración de bienes preciosos en las tumbas, ya que van siendo sustituidas por los santuarios como lugares simbólicos de exhibición de riqueza y poder aristocráticos. De todas formas el espacio sacro non está reservado exclusivamente a los dones de las elites, sino también a las ofrendas de los hombres comunes, que esperaban obtener la charis (gracia) de los dioses a pesar del escaso valor económico de su dono.
    El termino anàthema, junto con el relativo verbo anatìthemi, indican generalmente todo lo que literalmente “se sube”, me refiero a todo lo que viene oferto a la divinidad, empezando por un simple pinax hasta acabando con el mismo Partenón!
    Las fuentes literarias como las epigráficas y las arqueológicas, dan una idea de la vastedad del conjunto de objetos a disposición de las diferentes tipologías de oferentes, fueran ellos singles individuos como enteras pòleis. Los antiguos autores se centraron en describir casi únicamente las ofrendas de prestigio conservadas en los santuarios, que incluyen dedicas, reliquias y mirabilia conectados con personajes famosos, avenimientos históricos o míticos. Los inventarios, compilados por los administradores de los lugares cultuales, son otra fuente de información preciosa a propósito (documentan hasta ofrendas de vistes y estofas que estaban relacionadas con la esfera femenina, o ex voto anatómicos en metal, monedas y typoi).
    En fin, lo que se puede decir que hay gran variedad de tipologías y categorías de anathèmata. Sin duda, en algunas ocasiones particulares como las de ofrendas privadas había una cierta libertad de elección, mientras que en otros casos, de una facies colectiva o pública, había que uniformarse a los estándares impuestos por los ceremoniales que regulaban los rituales. Solo así se podría explicar cómo algunos contextos consten de la presencia de tipologías peculiares y muy bien reconocibles.
    Un saludo,
    Paolo Bua

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