jueves, 29 de octubre de 2015

ESTELAS FUNERARIAS: USOS Y CARACTERÍSTICAS


“Y cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa, envié a unos compañeros al palacio de Circe para que se trajeran el cadáver del difunto Elpenor. Cortamos enseguida unos leños y lo enterramos apenados, derramando abundante llanto, en el lugar donde la costa sobresalía más. Cuando habían ardido el cadáver y las armas del difunto, erigimos un túmulo y, levantando un mojón, clavamos en lo más alto de la tumba su manejable remo. Y luego nos pusimos a discutir los detalles del regreso.” La Odisea, Homero, Canto XII, 13.

Las estelas funerarias son estructuras de piedra o madera, ligadas especialmente al mundo funerario, que se colocaban en el suelo, para señalizar una tumba. En Grecia, se encuentran documentadas desde el año 600 a.C. En el periodo arcaico griego, el uso de las estelas de piedra está relacionado con la mejora y la riqueza de los ajuares y ofrendas, de los que hablaremos en otra entrada.

USO FUNERARIO

La estela funciona como señalización de una tumba para que no se pueda enterrar en ese lugar de nuevo, colocándose encima del túmulo. También sirven como símbolo para recordar al difunto, debido a la variada decoración que encontramos en sus relieves. Es por ello que el material con el que se construían era piedra, ya que perdura más en el tiempo, aunque también debían encontrarse hechas de madera. Era el monumento donde se realizaban rituales y ofrendas mensuales.

CARACTERÍSTICAS

Los elementos característicos de las estelas son los remates zoomorfos y decoración antropomorfa en relieve, resaltando las peculiaridades del difunto.
Entre los tipos zoomorfos, destacan el uso de esfinges aladas, sobre todo en el periodo arcaico, cuya función podría ser la de protectora del fallecido.


Esfinge alada del Ática (570-550 a.C). Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Entre las representaciones antropomorfas destacan los atletas y guerreros, colocados de perfil, con elementos característicos de cada uno de ellos. Estos relieves evolucionarán, dando lugar a diferentes tipos en época helenística.

Estela de un atleta, sosteniendo una jabalina, encontrada en Atenas (550-540 a.C). Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Un elemento importante es la inscripción que podemos encontrar en algunas de estas estelas, que principalmente tiene una función conmemorativa, para recordar al difunto y que así, no se perdiera su memoria. En dicha inscripción se menciona el nombre del fallecido, ya que éste nos habla de cómo es el hombre en concreto, por lo que si se recuerda su nombre, la esencia del fallecido no habrá muerto. Es por ello que cada vez que se decía su nombre durante el rito funerario, volvía al mundo de los vivos. También, puede aparecer en estas inscripciones la filiación y la patria del difunto, como el nombre del que ha construido el monumento.

Estela de Aristión (510 a.C),  encontrada en el Ática, en la tumba del hoplita Aristión, cuyo nombre está grabado en la base.  Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

BIBLIOGRAFÍA

Alcina Franch, J., Diccionario de Arqueología. Alianza Editorial, 1998, Madrid.

Del Barrio Vega., M.L., “Función y elementos constitutivos de los epigramas funerarios griegos”, Estudios Clásicos, Tomo 31, Nº 95, 1989, pp. 7-20.

Garland, R., The Greek way of death. Ducworth, Londres, 1985.

Homero, La Odisea. Plutón Ediciones, Barcelona, 2015.

Humphreys, S.C., “Family tombs and tomb cult in Ancient Athens: tradition or Traditionalism”, JHS, 100, pp. 96-126.

Morris, I., “Attitudes towards Death in Archaic Greece”, Classical Antiquity, 8.2, pp. 296-320.

Richler, G., The archaic gravestones of Attica. Bristol Classical Press, Bristol, 1988.

Quesada Sanz, F., “Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua: una introducción a los aspectos arqueológicos”, en Vaquerizo Gil, D. (coord.), Arqueología de la muerte: metodología y perspectivas actuales. Diputación de Córdoba, Córdoba, 1991, pp. 39-114.

Zarzalejos, M., Guiral, C., y San Nicolás M.P., Historia de la cultura material del mundo clásico. UNED, Madrid, 2010.

AUTORA: MARÍA ISABEL MENCHERO HERNÁNDEZ




miércoles, 28 de octubre de 2015

El "paisaje funerario" en el Período Arcaico



Sin duda, es degradante ordenar que se llore al muerto o no, pero debe prohibir que también se profieran lamentos y que se vocifere fuera de la casa e impedir que se lleven el cadáver en procesión en plena calle y que den gritos de dolor mientras marchan por los caminos, asimismo deben estar fuera de la ciudad antes de que amanezca.
Platón, Leyes XII  959e-960a


¿Cómo era el "paisaje funerario" en Época Arcaica? ¿Qué apariencia pudieron tener los cementerios? ¿Qué organización espacial tenían?

El Período Arcaico (c. 700-490 a. C.) comienza en el Ática a finales del siglo VIII a. C. con un claro descenso en el número de tumbas, acompañado del abandono de algunos cementerios y la aparición de nuevos tipos de tumba y ritual; además, hay cambios significativos en otros aspectos de la cultura material que pueden desvelar transformaciones en la estructura social.

Desde el Período Geométrico (c. 900-700 a. C.) los atenienses tenían una acusada tendencia a desvincular el espacio funerario del territorio de los vivos, hasta el punto de que a partir del 500 a. C. se ha especulado con la posible existencia de una ley que prohibía enterrar intramuros, salvo a los niños pequeños. También es una tendencia asumida por los griegos evitar disponer las necrópolis en zonas cultivables, debido a la escasez de terreno fértil. Este comportamiento va acompañado de la elección de lugares próximos a los caminos con el fin de facilitar el acceso al cementerio para la realización de los rituales fúnebres y, también, con el fin de que los monumentos resultaran visibles, como expresión del status social de los difuntos.

Evolución de la dispersión de las necrópolis en Atenas (MORRIS, 1987).

A lo largo de este periodo coexisten los dos grandes ritos (incineración e inhumación), predominando en Atenas la cremación, que presenta una variación frente a períodos anteriores: ahora es primaria en lugar de secundaria, es decir, el lugar donde se produce la incineración del difunto es el mismo lugar de su enterramiento. Esta modificación explica que las fosas sean de mayores dimensiones, para poder albergar la pira, y que se practiquen unos canales en el fondo para facilitar la circulación de aire y mejorar las condiciones de la combustión.

Las inhumaciones se realizan en fosa o pozos cortados en la roca, con dimensiones determinadas por el tamaño del muerto. El ajuar está normalmente colocado a los lados del cuerpo o agrupado junto a pies y cabeza, sin orden aparente. Las inhumaciones más frecuentes son las infantiles, que a veces se colocan en tinajas o dentro de dos bañeras de arcilla, una volcada sobre otra a modo de sarcófago.

Tanto sobre las tumbas de cremación como de inhumación, se solían realizar túmulos de planta circular o cuadrangular, cuyo tamaño progresivamente va aumentando, hasta llegar un momento en que representan un auténtico problema de espacio en algunos cementerios. A comienzos del siglo VI a. C. los túmulos de tierra serán progresivamente sustituidos por tumbas rectangulares con paredes verticales de adobe que se agrupan en calles, confiriendo mayor orden y un ahorro de espacio en los cementerios. Algo después, las paredes externas más visibles se levantaron en mampostería, con lo que la monumentalidad fue en aumento. Pese a todo, los elementos básicos de la tumba bajo la estructura continuaron siendo los mismos.

Elementos de una sepultura de cremación perteneciente al Período Arcaico
(KURTZ y BOARDMAN, 1971)

Por lo que respecta a los señalizadores externos, los grandes vasos dejarán paso a grandes estelas de piedra con decoración relivaria y escultórica o, incluso, excepcionalmente por estatuas humanas de bulto redondo -kouroi y korai-.

Es notable que, mientras que las estructuras visibles se enriquecen y monumentalizan, los ajuares colocados en el interior suelen ser muy modestos: una copa, un vaso de verter, y ocasionalmente un ungüentario. Las joyas y armas prácticamente desaparecen en época Arcaica. En cambio, se desarrollan los depósitos de ofrenda colocados en el exterior de la tumba y junto a ella.


Bibliografía

ETIENNE, R.; MÜLLER, CH.; PROST, F. (2000): Archéologie Historique de la Grèce Antique, Paris, pp. 153-164.

HELLMANN, M.-C. (2006): L´architecture grecque 2: Archjitecture religieuse et funéraire, Paris.

KURTZ, D. C. y BOARDMAN, J. (1971): Greek Burial Customs, London.

LUCE, J.-M (2014): "Les modes funéraires et la parole dans la Grèce de l´âge du fer ancien", Dialogues d´histoire ancienne supplément 10, pp. 37-51.

MORRIS, I. (1992): Death-ritual and social structure in classical antiquity, Cambridge

PLATÓN, Leyes XII  959e-960a.

QUESADA-SANZ, F. (1991): Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua: una introducción a los aspectos arqueológicos. Fons Mellaria 90, pp. 39-114.

VAQUERIZO, D. (coord): Arqueología de la Muerte: Metodología y perspectivas actuales, Córdoba, pp. 39-114.

ZARZALEJOS PRIETO, M. (2010): Historia de la cultura material del mundo clásico. UNED.




Autor: Israel Jacobo Alcón García


martes, 27 de octubre de 2015

CAÍDOS EN COMBATE


 
238 -¡Oh amigo, oh Menelao, alumno de Zeus! Ya no espero que salgamos con vida de esta batalla. Ni temo tanto por el cadáver de Patroclo, que pronto saciará en Troya a los perros y aves de rapiña, cuanto por tu cabeza y por la mía; pues el nublado de la guerra, Héctor, todo te cubre, y a nosotros nos espera una muerte cruel. Ea, llama a los más va- lientes dánaos, por si alguno te oye. – La Ilíada, Homero

La muerte para los griegos era un capitulo importante, puesto que era el tiempo de preparar el cuerpo para el camino que lo esperaba después.

El caído en combate, el guerrero, el hombre que moría por su patria, vivía en la memoria de sus conciudadanos y de todos los griegos por su valor. Se les recordaba con sepulturas bien señalizadas.

c. 530 aC.- terracota -  56,5 x 34 x 25,5 cm. - Attica, Grecia - artista griego

La grandeza y la dignidad de la muerte en combate se veían reflejadas en los ritos funerarios y en las formas de enterramiento que diferían de las de los ciudadanos de a pie. El rito variaba en pequeños detalles. Por ejemplo:
            - la Prothesis (lavar el cuerpo) duraba 3 días
            - la Ekphora (traslado al cementerio) se hacia en carretas en vez de en andas
            - y cualquier mujer podía participar en el acto, no solo las de la familia.

Según cuenta Homero, los muertos se incineraban y se enterraban allá donde morían. Sin embargo los griegos posteriores los enterraban en fosas comunes en el campo de batalla en el que habían perecido. Aunque, de esta norma general, diferían los atenienses que, arraigados a una antigua costumbre, enterraban a todos sus caídos en Atenas con la celebración de una ceremonia pública. Un ejemplo claro de estos ritos públicos los cuenta Tucídides en su obra Historia de la Guerra del Peloponeso.

En Atenas, se les enterraba en el Cerámico, la mejor zona de la ciudad, conocido desde el s. IV a.C. como Demosion Sema, tratándose, como ya hemos dicho, de un funeral de carácter cívico en vez de no familiar. En caso de que el guerrero cayera en combate se le incineraba y los restos eran devueltos a Atenas. Si ni siquiera esto fuera posible (no se encontrara el cuerpo) se erigía un Cenotafio (construcción funeraria conmemorativa) en honor de aquellos no habían podido regresar a casa.

Tras el expolio se celebraban juegos funerarios anuales en honor a los caídos y cada año se escribían en estelas los nombres de los guerreros que habían muerto. La estela mas antigua de estas características data de el año 465 a.C.



BIBLIOGRAFÍA

QUESADA SANZ, F. (1991): Muerte y ritual funerario en la antigua Grecia: una introducción a los aspectos arqueológicos. Universidad Autónoma de Madrid, pp 47-55, 84-86

HOMERO: La Ilíada

TUCÍDIDES (1986): Historia de la Guerra del Peloponeso, Ediciones Orbis, S.A., Barcelona. Traducción: Diego Gracián.

M. BORRÁS,G., FATÁS, G.(2012): Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y numismática, Alianza editoria, Madrid.

Imagen: http://vacioesformaformaesvacio.blogspot.com.es/2012/10/ceramica-griega.html



AUTORA: IRANTZU BILBAO GARCÍA

sábado, 24 de octubre de 2015

Una muerte inesperada: los jóvenes solteros



Los jóvenes solteros

En la Grecia Antigua es posible establecer una analogía entre la cremación y la inhumación dependiendo de dos factores: en primer lugar, por las diversas clases sociales y, en segundo lugar, por el tipo de muerte que sufrió el individuo. En lo que se refiere al segundo de los casos, los muertos de forma prematura, en especial los niños, suicidas, esclavos o jóvenes solteros, no eran incinerados; sino inhumados. Este tipo de enterramiento parece ser considerado un rito incompleto y, derivado de ello, sus almas permanecen en un estado anormal, es decir, a caballo entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Según las fuentes griegas, fundamentalmente las literarias, la muerte de los jóvenes sin casar es un caso especialmente triste y doliente. Por ejemplo, el texto homérico advierte que las mujeres que mueren antes de casarse vagan junto con las Erinis, las divinidades encargadas de vengar las muertes violentas (Homero, Odisea XX 61-82); y otro texto de la misma obra, ofrece como gran maldición el deseo proferido por Odiseo de que Antinoo muera antes del matrimonio (Homero, Odisea XVII 475-476).

Según los datos arqueológicos, por ejemplo, en el Ática, de 20 inscripciones en que se cita la relación entre muerto y dedicante, 13 son de padres a hijos (HUMPHREYS, 1980:104). Según Demóstenes (44.18 y 44.30) o Menandro (Sam 730f.) la señalización de un soltero se realizaba con un gran lutróforo (vaso nupcial). No obstante, en la actualidad hay problemas en la determinación precisa de la forma del lutróforo, ya que pudieron utilizarse varios tipos para la señalización de las tumbas de los jóvenes solteros. La abundancia de la forma comúnmente identificada con el lutróforo en los cementerios atenienses, ha bastado para que algunos duden de su identificación, y hayan preferido creer que el vaso en cuestión correspondería a la forma comúnmente definida como lebes gámikos, otro vaso usado en los ritos de matrimonio.

Imagen 01: Lutróforo protoático del pintor de Analatos, hacia 680 a. C.


Imagen 02: Lebes Gamikos del pintor Asteas, hacia 340 a. C.


Conclusión

Se puede afirmar que el grupo de jóvenes solteros no eran incinerados, puesto que habían muerto repentinamente y de forma "no natural". Ante este acontecimiento, hemos visto cómo los griegos trataban a sus difuntos de una manera especial al resto.

Los estudios que se han realizado sobre este peculiar grupo de Aoroi está fundamentalmente basado en las fuentes clásicas, según las citas de Demóstenes, Homero o Menandro. Por el contrario, las fuentes arqueológicas se fundamentan en las 20 inscripciones halladas en el Ática (HUMPHREYS, 1980:104), ofreciendo numerosos interrogantes difíciles de contestar. Ya hemos visto cómo surgen temas de discusión en torno al objeto cerámico que caracteriza a la tumba (lutróforo  o lebes gámikos).

La bibliografía utilizada para estudiar este tema siempre hace referencia a autores de la década de los años ´80 del siglo XX, tales como Humphreys (1980) o Gardner (1986). Todo parece apuntar a que estamos ante un tema poco estudiado y que desde el último cuarto del siglo pasado no se ha renovado la investigación en torno a las tumbas de los jóvenes solteros.


Bibliografía

D´AGOSTINO, B (1996): "La necropoli e i rituali della morte". S. Settis (ed.): I Greci, vol. 2, Torino, pp. 435-470.

DÍEZ DE VELASCO, F. (1995): Los caminos de la muerte. Madrid.

GARLAND, R. (2001): The Greek Way of Death. Cornell University Press.

MARTÍN HERNÁNDEZ, R. (2011): Conversaciones con la Muerte. Diálogos del hombre con el Más Allá desde la Antigüedad hasta la Edad Media. CSIC, Madrid, pp. 95-115.

MORRIS, I. (1992): Death-ritual and social structure in classical antiquity, Cambridge.

QUESADA-SANZ, F. (1991): Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua: una introducción a los aspectos arqueológicos. Fons Mellaria 90, pp. 39-114.

VAQUERIZO, D. (1991): Arqueología de la Muerte: Metodología y perspectivas actuales. Córdoba, pp. 39-114.

Imágenes: www.commons.wikimedia.org


  

Autor: Israel Jacobo Alcón García



CULTO A LOS HÉROES



“Cuéntame Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
que estuvo errante mucho tiempo después de arrasar la sagrada Troya;
conoció muchas ciudades de hombres y conoció su carácter,
y, sin cuento, sufrió muchos dolores en el mar intentando
salvar la vida y el regreso de sus compañeros.
Pero, aunque mucho lo quiso, no logró salvarlos,
ya que sucumbieron víctimas de su propia falta de sensatez,
comieron las vacas ¡locas! de Hiperión Helios,
y en ese punto para ellos finalizó el día de regreso.
También a nosotros, Diosa, Hija de Zeus,
nárranos algún fragmento de estos hechos.” La Odisea, Canto I.

En Grecia, un héroe es aquel que, debido a una serie de circunstancias o causas especiales, es considerado una persona con poderes y virtudes sobrenaturales, por las cuales se venera su figura. En la mayoría de los casos, estos héroes tienen algunas divinidades de su parte, aumentando su importancia. No se sabe exactamente cuándo comenzó este culto, aunque algunos investigadores como E. Rohde afirman que tenía relación con el culto a los antepasados. Las fuentes que nos proporcionan información sobre este tema son variadas, entre ellas se encuentran las literarias, arqueológicas e iconográficas. A través de estas, S. Reboreda opina que el culto al héroe pudo iniciarse en el siglo IX a.C, generalizándose en época homérica. Las causas por las que pudo comenzar son las siguientes: bien podría haber sido porque el héroe contaba con el apoyo de los dioses, convirtiéndose así en un símbolo de protección o bien para crear una línea de sangre en algunos casos, que los uniera a dichos héroes para así conseguir legitimidad e importancia social.
Los cultos en los que vamos a incidir van a ser los referidos al héroe épico y al héroe fundador.

En cuanto a los héroes épicos, son aquellos que, por una razón en especial, consiguen el apoyo de una o varias divinidades, como por ejemplo Afrodita con Paris, la cual se pone de su lado por intereses personales o Aquiles con Tetis, debido al vínculo familiar que los unía. Sin embargo, habrá otras divinidades que se opondrán a ellos, ya que hay una gran rivalidad entre los dioses. Este apoyo o enemistad,  lo podemos ver en el comienzo de La Odisea cuando Homero relata: “De él se compadecían todos los dioses, excepto Poseidón, quien, hasta que llegó a su tierra, permaneció siempre rencoroso con el divino Odiseo” (Canto I). Por lo tanto, vemos que el héroe debe ser cuidadoso, ya que tendrá que pasar una serie de pruebas que demuestren su valor.

Por otra parte, estos héroes también poseían ciertas virtudes, como en el caso de Odiseo con su astucia, o de poderes sobrenaturales, como en el caso de Aquiles. Sin embargo, la categoría de héroe no conlleva la inmortalidad, por lo que se establecieron cultos para que el recuerdo de sus hazañas no se olvidara. Es en este momento cuando aparece la figura del aedo, el poeta, aquel que plasma en palabras lo que les sucedió a esos héroes, y a través de las cuales, pasan de generación en generación.
Hay que destacar la importancia de la iconografía, debido a que hay ejemplos de representaciones de estos héroes épicos que nos ayudan a comprender el alcance de su culto.



Ánfora de figuras negras encontrada en Vulci, Italia, datada del 540-530 a.C, donde se representa a Aquiles combatiendo con la amazona Pentesilea. Museo Británico.

En el caso de los héroes fundadores se les construía un heroon, que es la tumba donde se les rendía culto. Estas estructuras funerarias comienzan a aparecer en el periodo geométrico (900-700 a.C). El lugar donde son localizadas es el interior de la ciudad, como por ejemplo en el ágora. Uno de los ejemplos que se conservan en la Magna Grecia acerca de este tipo de veneración es el heroon de Paestum, -hoy en día situada en Salerno, Italia-, ubicado en el ágora. Fue construido para el héroe fundador de la ciudad, con una datación del siglo VI a.C (520/510). Fue erigido en piedra, con una cubierta a dos aguas, el cual estaba tapado por un montículo de tierra. En el interior del mismo, se encontraron ofrendas al héroe fundador.



Heroon de Paestum.
BIBLIOGRAFÍA

Albertsmeier, S., Heroes: mortals and myths in ancient Greece. Yale University Press, Yale, 2009.

Antonaccio, C., An archeology of ancestors: tomb cult and hero cult in early Greece. Cambrigde University, Cambridge, 1993.

Diez de Velasco, F., Los caminos de la muerte. Religión, rito e imágenes del paso al más allá en la Grecia antigua. Trotta, Madrid, 1995.

Farnell, L., Greek hero cults and ideas of immortality. Clarendon Press, Oxford, 1970.

Garland, R., The Greek way of death. Ducworth, Londres, 1985.

Homero, La Odisea. Plutón Ediciones, Barcelona, 2015.

Quesada Sanz, F., “Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua: una introducción a los aspectos arqueológicos”, en Vaquerizo Gil, D. (coord.), Arqueología de la muerte: metodología y perspectivas actuales. Diputación de Córdoba, Córdoba, 1991, pp. 39-114.

Reboreda, S., El origen al culto al héroe”, en  Alvar J. (coord.), Imágenes de la polis. Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, pp. 355-368. 

Zarzalejos, M., Guiral, C., y San Nicolás M.P., Historia de la cultura material del mundo clásico. UNED, Madrid, 2010.

WEBGRAFÍA

http://www.museopaestum.beniculturali.it/index.php?it/

AUTORA: MARÍA ISABEL MENCHERO HERNÁNDEZ


ENTERRAMIENTOS DE RICOS Y POBRES


Aspectos sociales de la arqueología de la muerte

Ricos y pobres

El funeral en la Antigua Grecia era aprovechado para demostrar la categoría que ocupaba el difunto dentro de la sociedad, por lo que hallamos diferentes tipos de enterramientos variando en riqueza, así como los ritos organizados por los vivos. Por una parte los ricos contrataban a plañideras y músicos dando mayor opulencia a la pompa fúnebre. Además se les entierra de día para que toda la sociedad pueda despedir al difunto y se les hace monumentos religiosos en su honor.

Tipos de enterramiento en la necrópolis de Siracusa según María Musumeci

La cremación era más costosa, por lo que menos recurrente entre los primeros colonizadores en la Magna Grecia, representando un 10 % de las tumbas en Siracusa. En Siracusa siguieron enterrándose como lo hacían en su patria, Corinto, es decir, en tumbas excavadas en la roca. La necrópolis de Fusco (s. VIII-II a.C.) a las afueras de Siracusa, donde predomina las inhumaciones sobre las cremaciones. Lo más común son los sarcófagos elaborados en caliza enterrados en fosas. Los colonos enterraban el cuerpo en posición extendida, y no en posición contraída. Mientras tanto en Gela la cremación representa el 50 % de los enterramientos, y en Selinus el 85 % son inhumaciones. Los tipos de enterramientos más comunes se realizaban en fosas excavadas directamente en la tierra o en la roca. Hay tumbas con sarcófago enterrado en una fosa excavada y cubierta por una losa plana e inclinada, bien por losas en forma de casa o a la capuchina en la que los cadáveres eran enterrados de cúbito spino, y las cubiertas estaban formadas por tejas. También se usaban tejas de arcilla, losas de piedra a dos aguas y en los demás casos, se colocaban los restos de ánforas. 

Tipos de enterramientos en las necrópolis de Siracusa según María Musumeci


En las primeras cremaciones utilizaban sarcófagos de madera, luego de piedra y terracota. En Sambuca hallamos vasijas de bronce, que en muchos casos servían de urna cineraria, así como cerámica. También los primeros colonos adoptaron estilos indígenas que se representan en muchos objetos que acompañan a los difuntos, sobre todo fíbulas y brazaletes.


Fíbula de la necrópolis de Fusco, Siracusa. Museo Arqueológico Regional.

En Pitecusa aparte de estelas y cerámica hay túmulos como marcadores de tumbas, las cuales en el periodo protocorintio la mayoría son individuales, aunque luego se hallaran tumbas colectivas, donde se enterraban a familias o víctimas de epidemias.



Tumba de Theron (s. V a.C) en Acagras, Sicilia.

La emulación por parte de las clases inferiores es el origen de distintas leyes en Grecia que prevenían el exceso de ostentación, como la Tumba de Theron en Acagras, reflejo del poder de los tiranos de Siracusa.  Los ricos intentan diferenciarse de los demás grupos buscando diferentes símbolos y ajuares, por lo que en determinados momentos el uso de un determinado tipo de ajuar va a corresponder a estatus inferiores. Por otro lado las tumbas de las clases inferiores son menos opulentas y poco nos queda de ellas, ya que directamente eran enterrados en la tierra. Los familiares arreglaban lo mejor posible y lloraban por el difunto. Se les entierra de noche y no se les solía hacer ningún monumento en su honor.
 

BIBLIOGRAFÍA

HALL. J. M. Hellenicity: Between Ethnicity and Culture. USA, The University of Chicago Press, 2002, pp. 100-101.

HOLLOWAY, R.R. The Archaeology of Ancient Sicilia. Londres, Routledge ,2000, pp. 64-65.

MUSIMECI, M. “Le necropolis di Siracusa”, Assessorato dei Beni Culturali, 2006, pp. 1-16.

QUESADA-SANZ, F. “Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua; una introducción a los aspectos arqueológicos”, VAQUERIZO GIL, D. (Coord.). Arqueología de la muerte: metodología y perspectivas actuales. Córdoba, Area de Cultura, 1991, pp. 39-114.

TSETSKHALADZE, G. R. (ed.). Ancient Greeks West and East. Paises Bajos, Brill, 1999, pp. 227-234.

AUTORA: XIMENA BOLAÑOS LÓPEZ



jueves, 22 de octubre de 2015

Los ritos funerarios: niños y jóvenes solteros.



Sobre el luto

Cuando muere un familiar, en primer lugar le ponen un óbolo en la boca para que le sirva para pagar el paso de la laguna. Después de lavar el cadáver, de ungirlo con bálsamo perfumado en el momento en que empezaría a oler mal, y de coronarlo con flores de la estación, lo exponen a la vista de todo el mundo, amortajado con los mejores vestidos para que no tenga frío ni el Can Cerbero le vea desnudo.
 (...)
Y mientras van haciendo todo esto, las mujeres prorrumpen en llantos y gemidos, todos lloran, se golpean los pechos, se mesan los cabellos y se arañan las mejillas. A veces incluso desgarran la ropa y se echan polvo en la cabeza, y los que aún viven están peor que el difunto, porque a menudo se revuelcan por el suelo y se golpean la cabeza contra el pavimento.
 Sobre el Luto, Luciano (11-12).

Tipos especiales de muerte

Antes de centrarnos en los rituales funerarios de aquellas personas que convirtieron el acto fúnebre en una ostentación del poder, tal y como hemos visto en el anterior Post, queremos tratar una serie de muertes ajenas al ciclo biológico normal, que el mundo funerario griego refleja en el registro arqueológico o en las fuentes literarias.

Niños
Los niños forman parte, junto con los jóvenes solteros (salvo los caídos en combate) del grupo de los Aoroi, aquellos muertos antes de tiempo. Los textos griegos aluden con especial emoción al suceso antinatural de que el padre tenga que enterrar al hijo y no al revés, aunque esta pena no se aprecia en el caso de recién nacidos o de niños muy pequeños: dada la alta mortalidad infantil de la Antigüedad, el niño no pasaba a integrarse en la sociedad antes de una determinada edad, marcada por un rito; si fallecía antes, la pena era amortiguada por el hecho de que el bebé no se había integrado formalmente en la familia y en el cuerpo social. Se documentan, por tanto, enterramientos infantiles en zonas de hábitat en períodos en que los cementerios se colocan extramuros, o ritos funerarios reducidos a la mínima expresión.

En el caso de los infantes, en la inmensa mayoría de los casos los enterramientos son mucho menos cuidados y ricos que los de adultos. Predominan las inhumaciones sobre las cremaciones, puesto que "es una costumbre universal no incinerar a una persona antes de que le salgan los dientes" según palabras de Plinio (Nat. Hist. 7.72). Se han documentado arqueológicamente pequeños cadáveres depositados en pithoi, ánforas toscas, e incluso en recipientes de cualquier tipo, como panales o bañeras de arcilla.

En cambio, si un niño pasaba su Amphidromia (ceremonia en que se le daba un nombre a los 5-10 días de su nacimiento), pero moría antes de la Anthesteria (festival de primavera en el que a los niños de 3 años se les regalaba una serie de objetos), parece observarse un sentimiento de pena y se encuentran tumbas con biberones usados e incluso una versión funeraria del chorus o jarrita que se hubiera regalado al niño en la Anthesteria si hubiera sobrevivido.

Jóvenes solteros
La muerte de un joven soltero es el caso de Aoroi que más entristece a un griego, según se deduce del tono de los epitafios conservados. Según Demóstenes (44.18 y 44.30) la señalización de un soltero se realiza con un gran lutróforo (vaso nupcial) de piedra colocado encima de la tumba.


Imagen de una tumba infantil expuesta en el Museo Arqueológico de Atenas. Corresponde con una pieza de tubería de cerámica en la que fueron depositados los restos óseos; además, se observa la gran cantidad de piezas cerámicas de pequeño tamaño que fueron halladas en el interior a modo de ajuar.



Bibliografía

LILLO CARPIO, P. A. (2001-02): Notas acerca de la incineración, AnMurcia 16-17, pp. 127-146.

QUESADA-SANZ, F. (1991): Muerte y ritual funerario en la Grecia antigua: una introducción a los aspectos arqueológicos. Fons Mellaria 90, pp. 39-114.

URREA MÉNDEZ, J. (2009): Los ritos funerarios: Iberia y Grecia. El uso del vino en el mundo antiguo: un ejemplo en una tumba hallada en la necrópolis ibérica de Lorca. Alberca 7, pp. 25-53.

VAQUERIZO, D. (coord): Arqueología de la Muerte: Metodología y perspectivas actuales, Córdoba, pp. 39-114

ZARZALEJOS PRIETO, M. (2010): Historia de la cultura material del mundo clásico. UNED.

Imagen: www. http://tochoocho.blogspot.com.es/2015/01/arte-funerario-de-la-grecia-antigua-una.html



Autor: Israel Jacobo Alcón García